La bola de cristal es una de las herramientas de adivinación más antiguas que existen. Sus orígenes se remontan al antiguo Egipto, donde utilizaban bolas de cristal y estanques de agua como oráculos.
Su forma esférica representa el infinito lo que representa la totalidad. La estructura cristalina de la bola tiene una composición similar a la del cuerpo humano, por lo que las vibraciones de sus energías se sincronizan con las nuestras.
La adivinación por bola de cristal o cristalomancia se basa en los oráculos de agua y, en el caso de no tener una bola de cristal para practicarla, se puede utilizar un recipiente esférico lleno de agua hasta el borde.
Para utilizarla hay que buscar un ambiente tranquilo, y colocarla en una mesa sobre una tela de color negro, para eliminar posibles reflejos. Se recomienda utilizarla con poca luz o penumbra para mejorar la visibilidad y la concentración.
Cerrando los ojos, debemos relajarnos y dejar la mente en blanco, respirando calmada y profundamente durante un par de minutos. Una vez relajados, abrimos los ojos y nos centramos en el centro de la bola, dejando que la mirada se pierda en su interior.
Poco a poco irán apareciendo imágenes que debemos dejar que se muestren naturalmente, sin fijar la vista y parpadeando con normalidad. Podemos colocar las manos a su alrededor, sin tocarla, para mejorar la trasmisión de energía. Con la práctica estas imágenes se irán aclarando y pasaremos de ver nubes a figuras geométricas y, poco a poco, imágenes reales.
Cuando estemos concentrados, deberemos realizar nuestra pregunta en voz alta y dejar que las imágenes se muestren, sin forzar la visión, siempre mirando el centro de la bola. Ésta nos enseñará las imágenes que debemos interpretar.
Su forma esférica representa el infinito lo que representa la totalidad. La estructura cristalina de la bola tiene una composición similar a la del cuerpo humano, por lo que las vibraciones de sus energías se sincronizan con las nuestras.
La adivinación por bola de cristal o cristalomancia se basa en los oráculos de agua y, en el caso de no tener una bola de cristal para practicarla, se puede utilizar un recipiente esférico lleno de agua hasta el borde.
Para utilizarla hay que buscar un ambiente tranquilo, y colocarla en una mesa sobre una tela de color negro, para eliminar posibles reflejos. Se recomienda utilizarla con poca luz o penumbra para mejorar la visibilidad y la concentración.
Cerrando los ojos, debemos relajarnos y dejar la mente en blanco, respirando calmada y profundamente durante un par de minutos. Una vez relajados, abrimos los ojos y nos centramos en el centro de la bola, dejando que la mirada se pierda en su interior.
Poco a poco irán apareciendo imágenes que debemos dejar que se muestren naturalmente, sin fijar la vista y parpadeando con normalidad. Podemos colocar las manos a su alrededor, sin tocarla, para mejorar la trasmisión de energía. Con la práctica estas imágenes se irán aclarando y pasaremos de ver nubes a figuras geométricas y, poco a poco, imágenes reales.
Cuando estemos concentrados, deberemos realizar nuestra pregunta en voz alta y dejar que las imágenes se muestren, sin forzar la visión, siempre mirando el centro de la bola. Ésta nos enseñará las imágenes que debemos interpretar.